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Proyecto Tijeras: el sexo y el amor entre mujeres se hizo palabra

CORTALA Y LEÉ

La escritora Ivana Noriega impulsó un espacio tan nuevo como necesario en la literatura tucumana: "Queremos que un grupo de escritoras independientes, lesbianas, autogestionadas y, en su mayoría, anónimas tenga su lugar".

La literatura no tiene género. FOTO: Tomada del Facebook de Proyecto Tijeras





La tijera es la postura sexual lésbica. Y por varios cuerpos de distancia. Es así: una mujer se sienta frente a otra mujer, quedan cara a cara, entrecruzan las piernas y provocan el roce íntimo y el goce mutuo. El orgasmo marca el punto final. O seguido. 

El Proyecto Tijeras, en tanto, es el espacio impulsado por la gestora tucumana Ivana Noriega y ejecutado por un grupo de escritoras independientes, lesbianas, autogestionadas y, en su mayoría, anónimas. En los textos, la sexualidad se toca en escenarios íntimos como la luz tenue de la cama o en espacios más públicos como los rayos láser de una fiesta Bailunga.

El formato para visibilizar esta búsqueda también es abierto: a través de las redes sociales o en un papel pegado en el asiento de un colectivo. “Pegamos publicidad en todos los baños de mujeres de las facus y dimos a conocer algunas de las historias también pegándolas en todos lados para que la gente lea y se sume”, explica Ivana, quien alienta a leer a Elvira Sastre, escritora española y autora de “Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo”, clave en la lectura de género.

“Una tarde estaba en el baño de la Facu de Artes y vi pegado un poema de amor de una chica a otra. Soy escritora y tengo muchas amigas lesbianas que escriben. Pensé que no había un espacio para la difusión de nuestras palabras. Así nació el proyecto”, remarca Noriega, quien reunirá todos los textos con la ilustración de estudiantes de la Facultad y presentará el libro en el centro cultural que abra sus puertas.



La convocatoria ha superado la expectativa y ha cortado con el silencio de voces que son cada vez más escuchadas: “Sentimos una gran recepción y felicidad de parte de muchas chicas que no se animan a liberarse y encuentran un lugar en este proyecto. Se convoca a chicas les para que envíen su relato lésbico sin tabúes y así podamos (al finalizar la convocatoria) hacer una publicación general invitando a toda la comunidad. Algunas prefieren que la publicación de su relato sea anónima y otras nos dan seudónimos”, agrega. Los textos se reciben en [email protected].

El tono de los relatos breves trasciende al género literario y cobra fuerza en la intensidad de la palabra sin eufemismos ni metáforas: “Me gusta tocarme pensando en vos y en mí. O en mí y en vos. O en mí dentro tuyo o en vos dentro mío. Me gusta tocarme y sentirme. Apretarme. Sola. Sin nadie. Soy mujer y me masturbo pensando en otra mujer”, remata Mayra, de 24 años.

En “Bailunga”, Lu, estudiante de Diseño, revela: “En un momento, entre charla y charla, me confesó que sólo se había acercado porque tenía ganas de bailar conmigo (…) La miré sorprendida y lo único que hice fue robarle un beso gigante. Nunca había besado a una chica, nunca. Pero ella me encantaba y yo necesitaba al fin, salir de ese horrible caparazón que no me dejaba ver cosas hermosas que se escondían por ahí...”.

“El fin de este proyecto es darle un espacio a la comunidad lésbica de expandirse libremente y derribar a través de la escritura tabúes sexistas y machistas impuestos en la sociedad”, cierra Ivana, quien ya reunió más de 50 historias y celebra la convocatoria bajo este sol tucumano, pegajoso y brillante como un relato anónimo más: “Como si un hilo de calor helado te surcase el centro mismo del cuerpo (…) Lo escribo por tener el lápiz cargado de hormigueos. Un erizo correteando en la espalda. Y esta siesta que pide a gritos la noche, en la que desearle a una estrella fugaz lluvias de agua salada brotar de nuestro entrevero”.