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Estudiar, la mejor herramienta para superar contextos adversos

DÍA DEL ESTUDIANTE

Una escuela en medio de la montaña y otra en el corazón de la ciudad son testigos del esfuerzo que hacen sus alumnos para forjar su destino a base de esfuerzo y constancia.

La Escuela de El Bañado cuenta con un albergue para los estudiantes que viven en zonas alejadas.





En el Día del Estudiante, la historia de dos escuelas tucumanas se entrelazan. Una queda en medio de la ciudad y otra en el corazón de la montaña pero ambas se conectan porque son testigos del esfuerzo que hacen sus alumnos para forjar su destino a base de esfuerzo y constancia.


Verónica Balderrama es maestra en la escuela Ricardo Gutiérrez, donde se desempeña en el marco del “Programa de Acompañamiento de las Trayectorias Escolares” para el nivel primario. Su tarea diaria consiste en contener a los alumnos repitentes, con sobre edad o en riesgo pedagógico, lo que quiere decir que pasaron de grado pero no incorporaron contenidos básicos, tales como leer o escribir.


“Son chicos que tienen serias dificultades, no tan solo económicas, sino también problemas sociales bastantes difíciles. Una cosa es escucharlo o verlo de afuera y otra muy distinta es estar con ellos, verles la carita y que, poco a poco, te cuenten lo que están pasando”, describe Verónica, una docente dedicada a sus alumnos mucho más allá del aula.


“Tengo chicos que vienen de familias en las que los padres están sin trabajo, que van a comer a fundaciones, que tienen problemas con adicciones o que están a cargo de parientes por tenencias judiciales”, ejemplificó la maestra que se desempeña desde hace 10 años en el programa del Ministerio de Educación y conoce las dificultades que tienen sus alumnos para seguir estudiando pese a las adversidades de su contexto social.


“Sólo mirar todos los días esas caritas, que están a la expectativa de aquello que le puedas a brindar, te moviliza profundamente, y como docente buscás estrategias, recursos, vas a golpear puertas donde sea para poder brindarles todo”, relata emocionada Verónica, quien así logró que sus chicos puedan acceder a talleres de arte y huerta, entre otros.  “Por ahí uno dice ‘es difícil’ o ‘no se puede’ pero pensás en esos ojitos y la alegría que te demuestran y pensás: ¿cómo no vas a poder?”.



En la montaña, otra historia de superación


La escuela N° 217 de El Bañado, ubicada sobre la Ruta 40 camino a los Valles, tiene 82 alumnos distribuidos en tres niveles: inicial, primario y ciclo básico del secundario. Cuando amanece en medio de la montaña, algunos alumnos caminan entre 3 y 4 kilómetros para llegar a la parada donde los aguarda una combi que los traslada a la escuela, donde reciben el desayuno cada mañana.


En el caso de la primaria, la escuela posee un albergue propio para alojar a los niños y niñas que viven en lugares más alejados de la escuela, como Amaicha, Cafayate o Santa María. Para ellos, se prepara también el almuerzo, la merienda y la cena; y los docentes establecen un sistema de turnos para quedarse a cargo desde que llegan el lunes hasta que regresan a sus casa el viernes por la tarde cuando los buscan sus papás.  


"Son niños muy respetuosos, que se preocupan por estudiar, no faltan nunca, a menos que estén enfermos", dice la directora Ana Laura Hernández, quien reparó en que las mayores dificultades que tienen son las relativas a la conectividad. "Puedo atender el celular y mantener esta conversación ahora que estoy en la ciudad pero en la escuela quedamos incomunicados, de igual manera que con Internet".  


Sobre el perfil de los estudiantes de las escuelas rurales, la maestra contó que "hace poco un alumno vino a decirme que había roto un vidrio jugando a la pelota y que quería hacerse cargo por el daño. Son actitudes que en otros lados no se ven" y agregó: "quise probar la experiencia fuera de la ciudad y, a pesar de no contar con los mismos recursos, los niños y sus ganas de estudiar te llenan el alma".  



Conectar en la educación


"Es fundamental que los niños estudien, es la base de todo. Ellos entienden que si no lo hacen, no hay futuro. Pero también está bueno que lo hagan con las mejores herramientas", dice Ana Laura sobre la importancia de que los chicos no abandonen los estudios pese a las dificultades que encuentran en su vida diaria.


Verónica, de la escuela Ricardo Gutiérrez, coincide en el mismo concepto: “Hay situaciones muy especiales y difíciles en cada una de sus vidas, pero se puede salir adelante con un poquito de esfuerzo”, sostiene a la hora de dar un mensaje a sus estudiantes. “Ellos dicen ‘si mi mamá o mi papá no saben leer o escribir yo tengo que salir a pedir’. Pero siempre les digo que tienen que esforzarse para leer y escribir. Yo sé que pueden ser mejores porque tienen ‘una chispita’ que no la tienen todos los chicos. Si ellos quieren, la vida puede cambiar, puede ser mucho mejor”.


PROYECTO SOLIDARIO


La Fundación Hacer Futuro está organizando una campaña para que 50 chicos de las escuelas Ricardo Gutiérrez y El Bañado puedan viajar por primera vez. El recorrido será de tres días por la Ciudad de Buenos Aires, en donde tendrán alojamiento gratuito. Sólo resta conseguir el dinero suficiente para pagar los pasajes en colectivo. Los interesados en colaborar como padrinos pueden comunicarse al Facebook de la organización o al celular 381 593-5908.