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La pesada herencia de José Jorge en el Gabinete de Juan

OPINIÓN

Periodista y militante sindical, Martín Faciano analiza la vigencia de líneas alperovichistas dentro de la gestión manzurista, y los posibles escenarios ante una hipotética salida.


A mediados de noviembre de 2015, el por entonces reciente Gobernador Juan Manzur les tomaría juramento y pondría en funciones, además de a sus ministros, a unos 60 funcionarios de segunda línea y de entes autárquicos. Haciendo honor a la idea de continuidad con cambio (que la fórmula provincial del FPV utilizó como slogan de campaña), en aquella jornada vespertina el actual mandatario les prorrogaría la continuidad en sus cargos a varios funcionarios provenientes de la gestión alperovichista.

Así se confirmaría aquella vez que, entre otros casos similares, Gustavo Durán seguiría al frente del IPVyDU, que Mauricio Guzmán continuaría al frente del Ente Cultural, que Armando"Cacho" Cortalezzi permanecería como interventor de la Caja Popular de Ahorros y que Paul Hofer sería ratificado como Secretario de Seguridad Ciudadana.

En el momento de la ratificación en sus cargos, salvo la figura de Paul Hofer (quien por entonces era una cara nueva), el resto de los funcionarios traían aparejada consigo mismos una fuerte imagen negativa. Tanto Durán como Guzmán ya llevaban más de 10 años al frente de sus reparticiones, y Cortalezzi venía de sostener un prolongado conflicto público con la Asociación Bancaria. En ese contexto de incipiente manzurismo, la confirmación de la continuidad de los funcionarios provenientes del núcleo duro del alperovichismo (y del bussismo en el caso de Guzmán) sería entendida en clave política como la materialización de la garantía de un acuerdo político, entre el ex vice y el ex gobernador.

Un detalle no menor de aquella ocasión fue que mientras la mayoría de los Secretarios de Estado asumían en el Salón Blanco, a Durán y a Cortalezzi se les tomó juramento en un despacho ministerial.


A fuego lento te asarás mejor

Después del acuartelamiento policial, y desde el inicio del gobierno de Manzur a esta parte, la figura de Hofer ha experimentado un desgaste exponencial, lo cual se entiende perfectamente si se considera lo sensible que resulta su área de incumbencia. Esto es así, a tal punto que hoy ya es casi imposible que no se establezca una relación de asociación directa entre la imagen de Hofer y la inseguridad, entendiendo a esta última como la percepción colectiva en torno a los hechos delictivos (denunciados o no).

No muy distinta fue la suerte del Interventor del IPVyDU, Gustavo Durán, cuya imagen además de experimentar el desgaste propio de permanecer tanto tiempo en un cargo, resultaría indudablemente lesionada por la onda expansiva que produciría la explosión del caso José López, la cual alcanzaría también a casi todos los funcionarios y empresarios vinculados a la obra pública. Las sospechas, acusaciones y denuncias que durante este último tiempo recaen en forma de sobres, tanto sobre su persona como sobre el personal jerárquico de la repartición, hasta ahora sólo han podido confirmar que el 2017, al menos para Gustavo "El Rata" Durán, bien podría ser el año de la desgracia.

Particular fue el caso de Cortalezzi, quien ya hace cinco años permanece al frente de la todavía intervenida entidad crediticia. Con la lupa de la UIF sobre su persona luego de que una testigo de identidad reservada lo involucrara en el juicio contra el "Clan Ale", el concejal capitalino en uso de licencia aspira a seguir transitando las calmas aguas de la Caja, aquietadas tras el cese al fuego acordado entre el referente bancario Carlos Cisneros y el Gobernador Juan Manzur. En el peor de los casos, "Cacho" volvería como edil al Concejo, donde tiene asegurada su banca hasta el 2019, año en el que nuevamente deberá volver a pelear por un espacio propio. Al tener su trinchera asegurada, la salida de Cortalezzi de la Caja Popular sería una de las más diplomáticas.

Pareciera que todo esto sucedió, sucede y sucederá con Mauricio Guzmán permaneciendo con la más absoluta tranquilidad al frente del Ente Cultural. Para él, por suerte, las balas pasan lejos del edifico donde se emplaza la Sala OrestesCaviglia.


La oportunidad inoportuna

Si para el actual gobernador y su vice, la estrategia en vista al 2019 consiste básicamente en logar retener sus respectivos espacios de poder, tomar una decisión que pudiera desatar una precoz ruptura con el Senador Alperovich sería un grave error táctico que podría tener consecuencias no beneficiosas para ninguno de los 3, pero que en el corto plazo le causarían más daño al mandatario provincial y a su escolta que al Senador Nacional.

Las sostenidas y sucesivas denuncias que involucran a funcionarios jerárquicos del IPVyDU, en conjunto con el Índice Blue de Delitos, configuraron una oportunidad inmejorable para que el Gobierno Provincial se dé un lavado de cara, pero el binomio gubernamental debió desaprovecharla. Es que en medio del proceso electoral, la pronta desvinculación de los funcionarios apadrinados por el Senador Alperovich, si bien podría servir para descomprimir hacia afuera, hacia la opinión pública, sería a costa de tensionar hacia adentro la estructura política del Frente Justicialista por Tucumán (FJpT).

Aun teniendo poco margen para sacrificar los últimos dos alfiles alperovichistas que continúan en el juego, la dupla Manzur-Jaldo ya mide los tiempos y piensa las formas en que Durán y Hofer dejarían sus cargos. Si bien la opción de la purga por voluntad política del Gobierno Provincial le podría generar un menor costo político de oportunidad al oficialismo, en Casa de Gobierno todavía juzgan innecesario precipitar una ruptura, mucho menos después del resultado de las PASO, porque siendo fieles al bilardismo político respetan a ultranza esa máxima que establece que el equipo que gana, no se toca.


Martín Faciano es periodista y militante sindical. Escribe para Gremiales Tucumanas.