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Jota convirtió su sueño en la única fábrica de skates del Norte del país

Emprendedor

Los construyen con sus propias manos, en el corazón de barrio Sur.




Juan José Sacco tiene 27 años y ya cumplió uno de sus sueños: patinar con un skate construido con sus propias manos.

Hace un año y medio puso en marcha Tucma, la primera y única fábrica de skates del norte del país ¿Qué loco, no?

El taller está en el fondo de su casa, en el corazón de barrio Sur. Es un cuartito del fondo, con una prensa, herramientas, maderas y amor por lo que hacen: como si fueran jovencitos de secundaria, donde florecen los amores importantes, escriben su nombre en todos lados. Tucma en la cortina de la entrada, Tucma en una jarrita, Tucma en blanco pintado en la pared; Tucma en el corazón.  

En ese cuartito, se han fabrincado buena parte de las 500 tablas que este sueño hasta hoy ha construido.

“Es un trabajo artesanal. Todos los procesos requieren de nuestras manos”, dice Juan José, Jota para sus conocidos, vestido con un mameluco y con un buzo que lleva la marca de su emprendimiento en el pecho. Mientras habla Jota acaricia una tabla con el dedo índice. Le perfila la silueta a su sueño. 


En el taller lo acompaña Franco Amaya, uno de los mejores skaters de la provincia. En la pared del taller hay una foto ellos, muy facheros posando con sus skates. Tan felices se los ve que parecen campeones mundiales.  

En un principio, Juan José empezó junto a sus amigos Gonzalo Robles, quien se dedica a embellecer bicicletas, y al fotógrafo Daniel Paredes. Pero en las idas y vueltas de los emprendimientos, Jota quedó solo y mantiene en vida lo que los tres habían creado.

“Es difícil, nos costó un montón arrancar. Con energía y compromiso se sale adelante, pero siempre es difícil”, comenta Jota, quien también estudia administración de empresas y trabaja en La Oficina, el bar de su hermano. 


Como no había antecedentes en una fábrica de skates en Tucumán, Juan José empezó a buscar información en internet. Leyó, miró videos, preguntó.

“Hubo colegas de otras provincias que nos compartieron lo que sabían. Sin ellos hubiera sido más difícil aún”.

No son muchas las fábricas de skates en el país: en Córdoba Pueblo, en Buenos Aires S.L.P, Averno y Nollie, en Mar del Plata woodoo.

“Queríamos que nuestra fábrica llevara un nombre bien de acá, bien del norte”. Y así lo hicieron: Tucma fue bautizada en cacán, la lengua de los diaguitas, y en español podría traducirse pueblo.




Bien de acá también es la apuesta de Tucma: además de a Franco Amaya, el emprendimiento patrocina a Joel Villagra y a Laurato Palacio, reconocidos skaters del ambiente norteño. Pero más que eso, son con quienes comparte una maravillosa paradoja de amistad:

"Uno está solo con la tabla, pero siempre patina con alguien más", dice Jota.



 

Si el taller está en la parte de atrás de la casa de Jota, en la parte de adelante está el puesto de venta. A la altura 650 de la calle Buenos Aires hay un lugar donde venden por 500 pesos estas tablas.

"Las tablas se cambian más que las ruedas; las ruedas duran cuatro o cinco tablas", cuenta Jota, ya sin mameluco. "También vendemos remeras o buzos para los amigos que nos quieren ayudar y no andan en skate".  Y venden además unos banquitos muy buenísimos para sentarte sobre la tabla. 

Ojalá que pronto se habiliten los fondos que obtuvieron del programa Pack Emprendedor, del Ministerio de Industria de la Nación, que deberían haber estado en enero. "Y ya estamos en agosto". Le dijeron algo de los cambios de gestión, que por eso está demorado el asunto, pero él sigue confiando. 

Sigue soñando, es lógico: es la manera que aprendió a conseguir algo que le gusta. Hace poco fundó la Asociación Tucumana de Skate para pedir más espacios públicos para patinar. Y los sábados Jota y sus amigos enseñan a patiar a los niños en Yerba Buena.

Y patina él también, como cuando era un niño que tenía un sueño.