Top

Dos tucumanos recorren el mundo con su circo callejero

FOR EXPORT

La compañía "Tinquieumbanquito" traspasó las fronteras para mejorar la calidad de vida de jóvenes en riesgo.




Tinquieumbanquito” es una compañía de circo callejero que nació en Tucumán y que en la actualidad se dedica a recorrer el mundo. La componen Antonio Córdoba (el payaso mosquito) y Gustavo Vaca Martín (el payaso chuza) quienes tienen más de nueve años en el rubro.

Desde el año 2015, el dúo tucumano viene recolectando experiencias a través de una larga trayectoria de viajes hacia diferentes países de Latinoamérica. Su espectáculo denominado “Remolino” lleva más de 100 funciones en escuelas, festivales, centros comunitarios, plazas, parques, teatros, centros de refugiados, hogares de menores en conflicto con la ley, cárceles, entre otras instituciones.

La fusión entre la técnica del circo criollo con el circo contemporáneo resaltan y forman un atractivo y humorístico show para cada uno de sus espectadores que asisten casualmente a sus presentaciones.

Gustavo, de 33 años, y Antonio, de 28, se conocieron en un taller de murga y circo que se dictaba en el Centro Cultural del barrio Juan XXIII, alias “La Bombilla”. Con el tiempo se conformó  la murga “Los Tocafondo”, un verdadero emblema para zona como así también una terapia para los jóvenes que lo integran.

“Chuza” comenzó su amor por el circo en el 2008, cuando un amigo lo hizo practicar con tres bolas de malabares. Desde entonces no paró. Es payaso profesional, promotor cultural, profesor de educación física y terapeuta en discapacidad. En las vueltas de la vida, el circo llegó a ser para él una verdadera herramienta que  transforma la realidad y orienta al compromiso social con las personas. “Mosquito”, por su parte, es payaso callejero, docente de circo, y operador en institutos de jóvenes en conflicto con la ley.

“Tengo 33 años y desde hace nueve años que me dedico al circo callejero, lo tomo como una elección de vida ya que me permite moverme libremente de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, la calle te da la libertad de pensar, de rebelarte, de crear, de concientizar, todo está ahí”, comentó el malabarista.

Motivados por llevar el talento tucumano a otros partes del mundo, los jóvenes se aventuraron a salir de gira e ir dejando huellas en el camino y aunque la decisión fue difícil, admiten no arrepentirse sabiendo que de a poco, todo tiene su fruto.

“La decisión fue difícil. Muchas cosas por dejar, como la familia, los amigos y los propios sabores de la región, pero sabemos que con el tiempo se verá la recompensa. Las experiencias vividas nadie las puede borrar”, comentó el payaso chuza.

Entre malabares y acrobacias, las esquinas de las calles se transforman en eventos únicos, admirados por los transeúntes. Sea paseando o apurados por llegar a algún destino, todos se detienen a contemplar como los artistas intercambian la diversión y el profesionalismo con el arte y la magia.

“Los artistas de calle somos comunicadores sociales, lo que hace el payaso es crear un momento de encuentros mágicos entre seres humanos, rompiendo barreras, transgrediendo constantemente en búsqueda de una construcción de subjetividades en pos de una mejor sociedad. Es un mensajero de realidades. Pero no todo siempre es color de rosa, una anécdota que tengo es cuando me devolvieron a mi país a causa de no tener los papeles. La policía me llevo a Quito y allí me quede encerrado por 15 días, me sentí como un verdadero inmigrante ilegal” comentó el artista tucumano, Vaca.



El “Circo Social”, a diferencia del circo de carpa o teatro, transmite una mirada más genuina, más transparente y más democrática. En las carpas o en los teatros, para ver una función se tiene que pagar, en cambio en el arte social se rompe con todos los esquemas: primero se debe ver la función y luego se pasa una gorra donde el público pagará por algo ya visto y disfrutado. El  movimiento se aplica como una herramienta de intervención social. Utiliza métodos pedagógicos para trabajar con jóvenes que están marginados o en riesgo de exclusión social.

 


Proyectos en espera

Embajadores culturales de la provincia, los tucumanos no se olvidan de las delicias locales, tanto de las empanadas como de los sándwiches de milanesa, “nos denominamos embajadores culturales ya que siempre en nuestros espectáculos mencionamos nuestras costumbres”.

Entre muchos de sus sueños, se encuentra la idea de proyectar un audiovisual donde se mostrará parte de la gira y el valor del arte callejero como una acción transformadora de la realidad. Esta iniciativa actúa en conjunto con la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Loja. Además, se encuentra en planificación la creación de una nueva obra basada en “el equilibrio” que se estrenara en la misma ciudad.