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Faltó la frutilla del postre

Copa Libertadores

Atlético le jugó de igual a igual a Peñarol en Montevideo, pero la suerte no estuvo de su lado.





Desde las primeras horas del sol, en las adyacencias del mítico estadio Centenario o en la histórica Rambla uruguaya, el celeste y blanco comenzó a adueñarse de las miradas de los charrúas. Los hinchas de Atlético colmaron Montevideo para acompañar al equipo de Pablo Lavallén y fueron el centro de atención de la ciudad.

Agotaron las entradas, las 2.300 que dieron desde Peñarol, y sufrieron los más de 600 que aún no habrían comprado su pase a la felicidad, pero entraron y cumplieron su sueño: ver al Decano ante un histórico de la Copa en su nueva casa, el estadio Campeón del Siglo.

La historia se agiganta cuando el conjunto de Lavallén salió a jugarle de igual a igual al Carbonero. Se plantó bien y no dejó nunca que el rival lo pase por encima. Se puso en ventaja y hasta pudo haberla ampliado, pero la suerte no estuvo de su lado. Peñarol lo dio vuelta por medio de una infortuna en un tiro libre y un descuido inexplicable, todo en dos minutos fatídicos.

Aun así, lejos de achicarse y quedar para el cachetazo, fue en busca del empate. El Pulga entró bien en juego, creó buenas contras y reventó el palo en una, pero la fortuna, otra vez, estuvo del lado de Peñarol. Nuevamente el poste le impidió a Leandro González empatar y sobre el final Rodrigo Aliendro la tuvo, pero no era la noche del Decano.

Se terminó perdiendo un partido que dejó un sabor extraño. Atlético demuestra estar a la altura de la competencia, pero aún no lo puede reflejar en la tabla. Eso sí, el objetivo no es ese, el objetivo es mantener la categoría y, jugando así, tiene más posibilidades de lograrlo prontamente. Hoy faltó la frutilla del postre, pero aún quedan cuatro cenas más de Libertadores.