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La tendencia del "autoempleo" sigue creciendo

LULES

El Consorcio de Microcréditos dados por el Gobierno provincial sirvió para comenzar con los trabajos.





Los emprendedores de Lules, como muchos otros en la provincia, son protagonistas de este movimiento que reúne a productores de hortalizas orgánicas, plantas ornamentales y textiles – entre otras actividades- con el Gobierno de Tucumán. Creativos que fueron beneficiados por el Consorcio de Microcréditos, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, que erogó pequeñas líneas de financiamientos para que sus buenas ideas se conviertan en realidad.

“Somos pequeños productores de pimientos. Gracias a los microcréditos pudimos comprar semillas para sembrar nuestras tierras”. El testimonio pertenece a Daniel Sepúlveda, agrónomo luleño, que cada día labra la tierra en una quinta familiar, ubicada a pocos metros del pedemonte. Él es uno de los muchos emprendedores tucumanos beneficiados por el Gobierno de Tucumán, a través del Ministerio de Desarrollo Social.

La provincia es testigo de buenas experiencias que generan trabajo formal. Una tendencia que se reforzó con el interés de consumidores que buscan comprar bienes genuinos que llevan la marca tucumana en sus genes. En los últimos tres años, María Juana Sosa, otro de los casos de autoempleo, recibió aportes que le sirvieron para proveerse de los materiales necesarios para dar rienda suelta a su afición por la costura. Así, con la colaboración del Estado, montó un taller de confección y venta de indumentaria. Con el fruto de su trabajo podrá alimentar a los suyos y dar trabajo a otros vecinos.

“Conocimos a gente muy trabajadora. Cada vez que tomo contacto con los emprendedores, quedo maravillado por sus ganas de trabajar, sus capacidades y el esfuerzo diario que les permite mantener a sus familias”, dijo Gabriel Yedlin, ministro de Desarrollo Social, tras una reunión que mantuvo con los microemprendedores de Lules.

A lo largo del pie del cerro son muchos los que se dedican a este noble oficio. “Me conocen como Barrerita, tengo un vivero y trabajo con rosas. Es lo que más busca la gente. Mis precios son accesibles. Agradezco al Estado que me ayuda con herramientas para poder hacer mi trabajo”, explicó Jacinto Barrera, un viverista que desde hace 20 años ejerce esta labor, en un predio cercano al Ingenio Lules, en el barrio Las Flores.

A través de créditos pequeños, muchos vecinos de Lules y otras ciudades se organizan en torno al autoempleo urbano o rural. A partir de este apoyo económico pueden adquirir insumos y maquinarias para aumentar su productividad y mejorar los ingresos familiares. Cuando los trabajadores devuelven sus préstamos, garantizan la continuidad del programa.