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Voy a contarte cómo viene mi locura

PASIÓN SIN LIMITES

El amor y la pasión no nacieron por si solos. Así arrancó todo.


"Yo soy Decano y le doy gracias a mi viejo, que me llevó al Monumental desde pendejo, él me decía que te siga y que te aliente, que lo mejor que tiene el Deca es su gente", dice una de las canciones que entonan los hinchas de Atlético con el ritmo de Andrés Calamaro. Si bien no es mi caso, ya que mi papá es de Central Norte, el que cumplió esa función fue mi hermano Cristian. Años y años de cancha, primero en el sector dos de plateas, y luego en la tribuna de calle Laprida, hicieron que la pasión y el amor por la celeste y blanca se contagie y se agrande con el correr del tiempo.

Ese mismo tiempo hizo que, por diferentes razones, dejemos de ir juntos a la cancha, pero la pasión continuó y continuará por siempre, tanto en nosotros como en sus hijos y, tal vez, en los míos.

La profesión se puso en mi camino y muchas veces se torna complicado poder separar las dos cosas, pero otras veces poco importa. Kilómetros recorridos y kilómetros en los últimos años para seguir a Atlético, ya sea como periodista o como hincha, hicieron que el amor crezca enormemente, y la figura de mi hermano siempre estuvo y estará conmigo. Porque pasamos por muchas malas, muchas. Los "no ascensos" en los 90, con Juan Manuel Guerra, Jorge Higuaín, Julio Ricardo Villa o Humberto Zucarelli, fueron golpes muy duros por los que se pasó. El peor, por lejos, fue el descenso al Argentino A y los años siguientes divagando por una divisional difícil, complicada. Pero los tragos amargos ya pasaron y es tiempo de gozar.

Atlético pasa por el mejor momento de su historia, pese a quien le pese. Y no solo de la suya, sino del fútbol tucumano también. Hoy, a horas de la revancha ante Junior, pienso en las cosas increíbles que viví en los últimos días y aún no caigo. Y no solo yo, muchos de los que estuvieron en Quito y/o Cartagena tampoco entienden nada. Pero no hay nada que entender. Hay que sentir y vivir el momento.

Lo mejor siempre está por venir. Y jugando como lo viene haciendo el equipo de Pablo Lavallén, tengo la certeza de que habrá más alegrías que frustraciones. Y esta tarde se irá por la máxima alegría jamás pensada, y la podré vivir junto a quien me llevó al Monumental desde pendejo.⁠⁠⁠⁠