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Contra el patriarcado motochorro

OPINIÓN

La absurda ley que planea el gobierno para combatir los motoarrebatos.

Escena de la película "Tonto y Retonto" editada a los fines de ilustrar el artículo de opinión.


El llamado está abierto: mujeres, adolescentes, travestis y transexuales podrán aplicar desde ahora a las vacantes que dejarán un sinnumero de motochorros varones en Tucumán. Es que gracias a una iniciativa del Gobierno tucumano, las parejas de hombres mayores podrían quedar exentas de circular en motos para asaltar a la gente; todos los demás podrán continuar con total normalidad.
Como una suerte de lucha de género, donde el dominio del hombre es objetado y puesto en el banquillo de los acusados, desde el Ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad parecen funcionar al contrario de lo que indica su nombre: sin legalidad y con una inseguridad enorme para tomar deciciones que realmente ayuden a mitigar el delito en la provincia. Los feminazis de la inseguridad.
Prohibir que dos hombres puedan circular juntos en moto ─como acción preventiva de delito─ es, además de absurdo, una medida discriminatoria que da por sentado que los ocupantes son delincuentes; sin importar su clase social, color de piel, inclinación sexual. Tampoco se tiene en cuenta el uso que se le da al medio de transporte; si es compartido por cuestiones logísticas o si es el único medio que tiene la posibilidad de adquirir ─por ejemplo─ un padre que lleva a su hijo a la facultad, al boliche, a la cancha o a donde se le ocurra. Sólo importa la fórmula H-H.
Hombre y mujer, ¿podrán motoarrebatar? Sí. ¿Una mujer y una travesti? También. ¿Dos travestis? Por supuesto. Los únicos que no podrán hacerlo, si el proyecto es tratado y sancionado por la Legislatura, serán las parejas compuestas por dos hombres. ¡Golazo contra el delito!
No es la primera vez que una idea disparatada se cruza por la mente de una autoridad tucumana. No hace mucho tiempo, la concejal Graciela Suárez (de Frente Para La Victoria) propuso prohibir las fiestas electrónicas en la capital luego de la tragedia de Costa Salguero (a más de 1.200 kilómetros de la provincia), en la que murieron cinco jóvenes por la ingestra de estupefacientes. Prohibir para prevenir, esa es la cuestión...
Tanto la propuesta de Amado y Hofer como la de Suárez dejan al descubierto la incapacidad política de nuestros funcionarios y representantes de reconocer el problema de raíz, que es su propia inutilidad para resolver la cuestión de fondo o ─más grave aún─ su complicidad para no hacer lo que todos sabemos que deben hacer: combatir de una vez por todas el delito.
No se trata de detener sólo al dealer, sino también al narco que espera las ganancias sentado en la comodidad de su hogar; impune. No es prohibir que dos hombres circulen en moto para evitar motoarrebatos, es no seguir permitiendo que la Policía actúe en connivencia con delincuentes para que siga el baile y pague el pueblo. Es modificar las modalidades, es detener, asistir, reinsertar, igualar. Resolver.

El llamado está abierto: mujeres, adolescentes, travestis y transexuales podrán aplicar desde ahora a las vacantes que dejarán un sinnumero de motochorros varones en Tucumán. Es que gracias a una iniciativa del gobierno tucumano, las parejas de hombres mayores podrían quedar exentas de circular en motos para asaltar a la gente; todos los demás podrán continuar con total normalidad.

Como una suerte de lucha de género, donde el dominio del hombre es objetado y puesto en el banquillo de los acusados, desde el Ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad parecen funcionar al contrario de lo que indica su nombre: sin legalidad y con una inseguridad enorme para tomar decisiones que realmente ayuden a mitigar el delito en la provincia. Los feminazis de la inseguridad: Regino Amado y Paul Hofer, el ministro de la mencionada repartición y el secretario de Seguridad, respectivamente. 

Prohibir que dos hombres puedan circular juntos en moto ─como acción preventiva de delito─ es, además de absurdo, una medida discriminatoria que da por sentado que los ocupantes son delincuentes; sin importar su clase social, color de piel, inclinación sexual. Tampoco se tiene en cuenta el uso que se le da al medio de transporte; si es compartido por cuestiones logísticas o si es el único medio que tiene la posibilidad de adquirir ─por ejemplo─ un padre que lleva a su hijo a la facultad, al boliche, a la cancha o a donde se le ocurra. Sólo importa la fórmula H+H.

Hombre y mujer, ¿podrán motoarrebatar? Sí. ¿Una mujer y una travesti? También. ¿Dos travestis? Por supuesto. Los únicos que no podrán hacerlo, si el proyecto es tratado y sancionado por la Legislatura, serán las parejas compuestas por dos hombres. ¡Golazo contra el delito!

No es la primera vez que una idea disparatada se cruza por la mente de una autoridad tucumana. No hace mucho tiempo, la concejal Graciela Suárez (de Frente Para La Victoria) propuso prohibir las fiestas electrónicas en la capital luego de la tragedia de Costa Salguero (a más de 1.200 kilómetros de la provincia), en la que murieron cinco jóvenes por la ingestra de estupefacientes. Prohibir para prevenir...

Tanto la propuesta de Amado y Hofer como la de Suárez dejan al descubierto la incapacidad política de nuestros funcionarios y representantes de reconocer el problema de raíz, que es su propia inutilidad para resolver la cuestión de fondo o ─más grave aún─ su complicidad para no hacer lo que todos sabemos que deben hacer: combatir de una vez por todas el delito.

No se trata de detener sólo al dealer, sino también al narco que espera las ganancias sentado en la comodidad de su hogar; impune. No es prohibir que dos hombres circulen en moto para evitar motoarrebatos, es no seguir permitiendo que la Policía actúe en connivencia con delincuentes para que siga el baile y pague el pueblo. Es modificar las modalidades, es detener, asistir, reinsertar, igualar. Resolver.