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Cerros tucumanos que albergan miles de años de historia

ARQUEOLOGÍA

Conocidas y no tanto, las ruinas de los Valles Calchaquíes presentan un paseo agradable y educativo por la historia de los pueblos que habitaron la zona. Enterate cómo llegar.

Ruinas de Quilmes. Fotografía de Welcome Argentina.





Cerros tucumanos que albergan miles de años de historia
Algunas conocidas y otras no tanto, las ruinas de los Valles Calchaquíes presentan un paseo agradable y educativo por la historia de los pueblos que habitaron la zona.
Pircas, menhires y piedras que datan de hace cientos de años y aún conservan sus raíces prehispánicas. Un entorno de cerros y aire puro enmarca un paseo por el legado arqueológico de la provincia, testigo de las culturas precolombinas que habitaron la zona.
Las ruinas de Condorhuasi, La Ciudacita, Los Menhires y la Ciudad Sagrada de Quilmes comprenden un paseo por el legado que dejaron los pueblos originarios, todo en el entorno de los Valles Calchaquíes.
Parque de los Menhires
Cerca de Tucumán y accesible para todos: el parque de los Menhires en El Mollar, que se encuentra frente a la plaza principal del pueblo. Medio centenar de piedras de más de 2000 años que llegan a medir hasta tres metros y pesar hasta cuatro toneladas. 
Lamentablemente, los menhires fueron trasladados varias veces y eso perjudicó su estudio y protección, ya que no se pudo registrar toda la información necesaria para interpretar su significado. Sin embargo, se dice que para las razas primitivas eran monumentos al culto de la fecundidad.
Rostros humanos, animales felinos, formas geométricas y combinaciones pueden apreciarse talladas en las rocas metamórficas, en algunos casos con cuarzo y granito. 
Ruinas La Ciudacita
Representan el extremo sud del imperio incaico y forman parte del Parque Nacional Los Alisos, al que solo se puede acceder en compañía de guías expertos en montañismo. (http://www.tucumanturismo.gob.ar/turismo-aventura/83/trekking). 
Los recintos, escalonados sobre el filo, forman un campo ceremonial rectangular de 40 x 60 metros de piedra laja grisácea. Hacia el este se accede a otro grupo de recintos y el camino asciende en busca del Portezuelo de los Campos Colorados, casi a la misma altura. 
Estas poblaciones fueron desocupadas hacia mitad del siglo XVII, al terminar la segunda guerra calchaquí. Los conquistadores españoles realizaron cabalgatas para erradicar los pueblos originarios y ubicarlos en las encomiendas del bajo tucumano, donde los obligaban a trabajar en la agricultura.
Ruinas de Condorhuasi
Ubicadas entre Cafayate y Tafí del Valle, se accede a las mismas desde Colalao del Valle en una caminata de 8 kilómetros por los cerros. Se desarrolló entre los años 1000 y 1500, y luego albergó algunos aborígenes que se refugiaron allí después de la caída de los Quilmes en 1667. 
Puede recorrerse la parte central, que posee una superficie cubierta con terrazas de cultivo, obras de irrigación y estructuras habitacionales de piedra, similares a las de los Quilmes. 
También pueden recorrerse los cementerios, en donde se descubre que los entierros de adultos se realizaban en cestas de piedra cubiertos por una roca plana, mientras que los niños eran inhumados en urnas de alfarería.
Ciudad sagrada de Quilmes
El cordón Calchaquí y el paisaje de las Sierras enmarcan las ruinas que en el año 800 habitaron los indios Quilmes, uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de los pueblos Calchaquíes: en el siglo XVII llegaron a tener 3 mil habitantes en el área urbana y 10 mil en los alrededores.
En la falda del cerro se pueden visitar las reconstrucciones de la zona residencial, rematada por una fortaleza situada en la cima y dos fortines sobre la cornisa. El museo del sitio alberga piezas únicas, obtenidas en excavaciones. 
El último bastión de la resistencia originaria ante el avance español claudicó recién hacia 1667, cuando 1.700 sobrevivientes fueron trasladados a pie hasta las proximidades de Buenos Aires, a donde solo llegaron 400. Esta ciudad fue llamada Quilmes. 

Pircas, menhires y piedras que datan de hace cientos de años y conservan sus raíces prehispánicas. Un entorno de cerros y aire puro enmarca un paseo por el legado arqueológico de la provincia, testigo de las culturas precolombinas que habitaron la zona.

Las ruinas de Condorhuasi, La Ciudacita, Los Menhires y la Ciudad Sagrada de Quilmes comprenden un recorrido de la historia de los pueblos originarios, todo en el entorno de los Valles Calchaquíes.

Parque de los Menhires



Cerca de Tucumán y muy accesible para el público, el parque de los Menhires se encuentra frente a la plaza principal de El Mollar. Consta de medio centenar de piedras de más de 2000 años que llegan a medir hasta tres metros y pesar hasta cuatro toneladas. 

Lamentablemente, los menhires fueron trasladados varias veces y eso perjudicó su estudio y protección, ya que no se pudo registrar toda la información necesaria para interpretar su significado. Sin embargo, se dice que para las razas primitivas eran monumentos al culto de la fecundidad.

Rostros humanos, animales felinos, formas geométricas y combinaciones pueden apreciarse talladas en las rocas metamórficas, en algunos casos con cuarzo y granito. 

Ruinas La Ciudacita


Representan el extremo sud del imperio incaico y forman parte del Parque Nacional Los Alisos, al que solo se puede acceder en compañía de guías expertos en montañismo.

Los recintos, escalonados sobre el filo, forman un campo ceremonial rectangular de 40 x 60 metros de piedra laja grisácea. Hacia el este se accede a otro grupo de recintos y el camino asciende en busca del Portezuelo de los Campos Colorados, casi a la misma altura. 

Estas poblaciones fueron desocupadas hacia mitad del siglo XVII, al terminar la segunda guerra calchaquí. Los conquistadores españoles realizaron cabalgatas para erradicar los pueblos originarios y ubicarlos en las encomiendas del bajo tucumano, donde los obligaban a trabajar en la agricultura.

Ruinas de Condorhuasi


Ubicadas entre Cafayate y Tafí del Valle, se accede a las mismas desde Colalao del Valle en una caminata de 8 kilómetros por los cerros. Se desarrolló entre los años 1000 y 1500 y albergó algunos aborígenes que se refugiaron allí después de la caída de los Quilmes en 1667. 

Puede recorrerse la parte central, que posee una superficie cubierta con terrazas de cultivo, obras de irrigación y estructuras habitacionales de piedra, similares a las de los Quilmes. 

También pueden visitarse los cementerios, en donde se descubre que los entierros de adultos se realizaban en cestas de piedra cubiertos por una roca plana, mientras que los niños eran inhumados en urnas de alfarería.

Ciudad sagrada de Quilmes


El cordón Calchaquí y el paisaje de las Sierras enmarcan las ruinas de la ciudad que en el año 800 habitaron los indios Quilmes, uno de los asentamientos prehispánicos más importantes de los pueblos Calchaquíes: en el siglo XVII llegaron a tener 3 mil habitantes en el área urbana y 10 mil en los alrededores.

En la falda del cerro se pueden visitar las reconstrucciones de la zona residencial, rematada por una fortaleza situada en la cima y dos fortines sobre la cornisa. El museo del sitio alberga piezas únicas, obtenidas en excavaciones. 

El último bastión de la resistencia aborigen ante el avance español claudicó hacia 1667, cuando 1.700 sobrevivientes fueron trasladados a pie hasta las proximidades de Buenos Aires (la actual ciudad de Quilmes), a donde solo llegaron 400.

Fuente: Ente Tucumán Turismo