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Cuando de adicciones se trata, ¿quién pide ayuda?

INFORME

Un relevamiento de las consultas telefónicas y personales efectuadas al PUNA ilustra la situación de consumos problemáticos en la provincia.

Fotografía obtenida de https://www.facebook.com/untpuna/?fref=ts





Cuando de adicciones se trata, ¿quién pide ayuda?
El PUNA realizó un informe que refleja la situación en la provincia, a raíz de un relevamiento de las consultas telefónicas y personales realizadas en 2016. 
El PUNA efectúa tareas de prevención, orientación y capacitación en torno a temáticas de adicción en la provincia. En lo que va de 2016, se realizaron 1578 consultas, 500 más que en 2015, entre la línea gratuita y el servicio de atención personalizada. 
Psicólogos y operadores capacitados en la temática se encargan de atender a los pacientes. En primera instancia, se brinda contención y escucha. En un segundo momento, otorgan información sobre dónde acudir o cómo abordar la problemática, para finalmente asesorar –según las características del caso- respecto de profesionales y espacios específicos para iniciar el tratamiento. 
Ante el crecimiento de las consultas Ramiro Hernández, director del PUNA, reconoció que existe “un aumento generalizado en el consumo, con una consecuente preocupación por encontrar soluciones”.
Los meses de mayor consulta fueron mayo y agosto. Según el profesional, “siempre al principio de año baja la demanda porque se patea el inicio del tratamiento, todos dicen ‘arranco el mes que viene’. Fin de año también es una época complicada en la que aumenta el consumo y disminuye la intención de iniciar un tratamiento”.
En cuestión de género, reconoce que si bien hace unos años la relación entre el consumo de hombres y de mujeres era 3 a 1, hoy el número está equiparándose. Sin embargo, 9 de cada 10 consultantes son hombres. “Las mujeres tienen miedo a tratarse, sobre todo porque temen que eso implique perder la tenencia de los hijos. Ese es el mayor impedimento”, asegura el director del PUNA. 
El 62% de las consultas realizadas fueron indirectas: es decir, de algún familiar, amigo o pareja de la persona con consumo problemático. Por lo general, asegura Hernández, es la madre quien se acerca a pedir ayuda. 
En cuanto a edades, el 38% tiene entre 20 y 29 años, el 28% entre 10 y 19 y el 18% entre 30 y 39 y se trata de policonsumidores en su mayoría: el 32% de la muestra consume más de una sustancia. El segundo y tercer puesto lo ocupan el alcohol (17%) y la marihuana (11%). 
Ramiro Hernández comenta que cada vez que el PUNA realiza una actividad, la consulta aumenta. “Yo creo que hay mucha necesidad insatisfecha de gente que necesita ayuda y no sabe a dónde acudir. Apenas tienen una puerta abierta, la aprovechan. Esa es la idea”, asegura.

En lo que va de 2016, el PUNA registró 1578 consultas -500 más que en 2015-, entre la línea gratuita y el servicio de atención personalizada. El organismo de la Secretaría de Extensión de la UNT realiza tareas de prevención, orientación y capacitación en torno a temáticas de adicción en la provincia.

Psicólogos y operadores capacitados en la temática se encargan de atender a los pacientes. En primera instancia, otorgan contención y escucha. En un segundo momento, dan información sobre dónde acudir o cómo abordar la problemática, para finalmente brindar asesoramiento –según las características del caso- respecto de profesionales y espacios específicos para iniciar el tratamiento. 

Ante el crecimiento de las consultas Ramiro Hernández, director del PUNA, reconoció que existe “un aumento generalizado en el consumo, sumado a una consecuente preocupación por encontrar soluciones”.

Los meses de mayor consulta fueron mayo y agosto. Según el profesional, “a principio de año baja la demanda porque se patea el inicio del tratamiento, todos dicen ‘arranco el mes que viene’. Fin de año también es una época complicada en la que aumenta el consumo y disminuye la intención de iniciar un tratamiento”.

En cuestión de género, reconoce que si bien hace unos años la relación entre el consumo de hombres y de mujeres era 3 a 1, hoy el número está equiparándose. Sin embargo, 9 de cada 10 consultantes son hombres. “Las mujeres tienen miedo a tratarse, sobre todo porque temen que eso implique perder la tenencia de los hijos. Ese es el mayor impedimento”, aseguró el director del PUNA. 

El 62% de las consultas realizadas fueron indirectas: es decir, de algún familiar, amigo o pareja de la persona con consumo problemático. Por lo general, aseguró Hernández, es la madre quien se acerca a pedir ayuda

En cuanto a edades, el 38% tiene entre 20 y 29 años, el 28% entre 10 y 19 y el 18% entre 30 y 39 y se trata de policonsumidores en su mayoría: el 32% de la muestra consume más de una sustancia, mientras que el segundo y tercer puesto están ocupados por el alcohol (17%) y la marihuana (11%). 

El especialista comentó que cada vez que el PUNA realiza una actividad, las consultas aumentan. “Yo creo que hay mucha necesidad insatisfecha de gente que necesita ayuda y no sabe a dónde acudir. Apenas se enteran que pueden venir al PUNA, se acercan. Y para eso estamos”, expresó.